Desde los diez años dándole golpes a la bola, hasta convertirse en jugador profesional de pádel, natal de Madrid Daniel Santigosa se encuentra en un sueño, con tan solo 19 años ya compite en el circuito profesional Premier Pádel donde se enfrenta a los que un día fueron sus ídolos. Pero no todo es un camino de rosas, ya que, detrás hay una gran disciplina y dedicación por el deporte

Daniel Santigosa instantes después de ganar el oro masculino en los Juegos Europeos.
PERSIGUIENDO UN SUEÑO, Daniel Santigosa (Madrid, 19 años) se encuentra esperandonos en la puerta del hotel, una vez nos ve sonrie tímidamente y nos invita a pasar al recibidor dónde ya sentados en el sófa espera nuestras preguntas no sin antes comentar el duro partido que tuvo unas horas antes de atendernos. “Todo empezó por que mis padres se apuntaron a clases de pádel y en los momentos en los que recogian bola yo me metia y golpeaba la bola contra la pared” nos contaba Daniel que desde pequeño sintió un flechazo por este deporte. No tardaría en empezar a practicarlo y Jose Antonio Trujillo fue el primer entrenador del protagonista del que guarda muy buen recuerdo “Cada vez que voy para allá siempre entreno con el y siempre esta atento de mi, ya el para mi es un ran amigo” Los padres de Daniel son su principal pilar. "Ellos siempre me han dado todo y si estoy aquí es gracias a ellos", confiesa Daniel con gratitud. Los sacrificios de sus padres para impulsar su carrera deportiva son evidentes, desde mudarse a Madrid para brindarle mejores oportunidades, hasta estar siempre presentes en cada competición. "Hoy que gané, mañana ellos vienen a Sevilla porque es fiesta y siempre da un punto más de ánimo tenerles cerca, ya que no estoy mucho por casa", comparte Daniel, subrayando la importancia de su presencia en su vida deportiva. Sin embargo, el ajetreo del circuito profesional de pádel, que se expande constantemente, dificulta la presencia constante de sus padres en cada torneo. "Mis padres son trabajadores y se escapan cuando tengo algún torneo cerca. Además, a ellos les encanta. Por mí, ojalá viajaran conmigo siempre", expresa Daniel con un poco de melancolía. A pesar de la distancia física, el lazo familiar sigue siendo inquebrantable. Daniel se define a sí mismo como una persona profundamente familiar, siempre buscando oportunidades para pasar tiempo con sus seres queridos. "Es muy duro para mí estar tanto tiempo sin ellos, y mi madre es la que peor lo pasa con el tema de los vuelos. Muchas veces ni duerme", revela Daniel, reflejando el sacrificio y la preocupación que su carrera implica para su familia. A pesar de los desafíos, la determinación de Daniel y el apoyo incondicional de sus padres son los pilares que lo impulsan a seguir trabajando para lograr sus metas. Siguiendo con el tema familiar Daniel comparte una anécdota que dejó una marca profunda en su camino hacia el éxito.

Durante un viaje desde el pueblo hasta Madrid para competir, jugó una ronda y no le dio la debida importancia a la derrota. Sin embargo, en el viaje de regreso, sus padres le transmitieron un mensaje que resonó en lo más profundo de su ser. "Recuerdo claramente ese momento", comparte Daniel con un tono reflexivo. "Después de esa competición, en el camino de vuelta, mis padres me dijeron que debía tomarlo más en serio, porque ellos estaban haciendo muchos sacrificios por mí". Este consejo paternal resonó en su corazón y sirvió como un punto de inflexión en su enfoque hacia el pádel y hacia la vida en general. En el mundo del deporte de alto rendimiento, las rutinas previas al partido son una constante entre los atletas. Daniel nos revela un aspecto personal, su fuerte inclinación por las supersticiones. "La mayoría de los jugadores de pádel tienen alguna rutina, y en mi caso, siempre tengo que hacer lo mismo día tras día", comparte Daniel. Desde ducharse en el mismo lado de la ducha hasta intentar comer de manera similar, estas prácticas son fundamentales para él antes de cada competición. En cuanto al ámbito deportivo, Daniel reconoce la suerte de ser profesional del pádel. Sin embargo, reflexiona sobre aquellos jugadores que luchan en las previas de los torneos, especialmente con los cambios introducidos por el nuevo circuito "Premier Pádel". Anteriormente, las previas se celebraban siempre en Madrid, pero ahora tienen lugar en el mismo sitio del torneo. "Conozco a muchos que no pueden competir porque el viaje representa un costo adicional que no se pueden permitir", confiesa Daniel. Esta situación propicia constantes cambios en las parejas, ya que algunos jugadores buscan formas de evitar las previas, las cuales Daniel describe como "muy duras". Centrándonos en su carrera, Daniel recuerda con emoción su debut en cuadro final con una wildcard, donde derrotó a Javier Valdés y Facu Domínguez en la pista central frente a 2000 espectadores. "Nos pilló un poco de sorpresa, pero fue muy bonito. Guardo ese recuerdo con mucho cariño", comparte Daniel. Además, rememora su debut en cuadro mediante clasificación en Chile en 2023, enfrentándose a Lebron y Galán, pareja número uno que por entonces dominaba el circuito. "Eran otro nivel, la velocidad de la bola era de otro planeta", admite.En un deporte que castiga los errores, manejar la presión en momentos cruciales es vital. Daniel revela su punto de vista “Una vez que estoy dentro de la pista, me olvido de todo y simplemente juego. En su corta aunque exitosa carrera el destaca dos momentos, a los que le tiene especial cariño, el campeonato de España de menores y los Juegos Europeos. En el campeonato de España de menores, junto a su amigo Guillermo Collado, derrotaron a Pablo Cardona y Pol Hernández en un memorable partido en La Nucia. Por otro lado, en los Juegos Europeos de Cracovia, logró dos medallas de oro, en categoría masculina y mixta. "Fue increíble ganar con toda esa gente apoyándonos. Fue como un sueño", concluye Daniel, reflejando su pasión y dedicación por el pádel. La convivencia en el mundo del pádel es un aspecto fundamental, donde la rivalidad en la pista se disipa una vez finalizado el juego, dando paso a un ambiente de pura deportividad. Daniel destaca este aspecto: "Algo muy bueno que tenemos es que todos nos llevamos muy bien, seas de previa o cuadro. Es como una gran familia, ya que nos vemos en todos los torneos. Nos apoyamos y hay muy buen rollo. Fuera de la pista, jugamos al mus o, ahora, nos ha dado también por el Brawl Stars", comparte entre risas. Si bien hasta ahora se han mencionado principalmente los aspectos positivos, en el deporte la derrota es una realidad inevitable. Al respecto, Daniel revela su punto de vista. "Del cabreo me ducho y en el primer vuelo que veo me voy". Sin embargo, reconoce que, aunque al principio la derrota pueda afectarle, luego de reflexionar con calma busca siempre formas de mejorar. Una de las particularidades que sorprenden a muchos es la naturalidad de los jugadores de pádel, en comparación con otros deportes como el fútbol, donde a veces se percibe una cierta distancia entre los atletas y los aficionados. Daniel explica esta diferencia: "Al final, a mí me da igual estar sentado con quien sea en un partido o para hablar con la gente. Una de las mejores cosas del pádel es que es un deporte muy social". Esta cercanía entre jugadores y aficionados contribuye a crear un ambiente único y acogedor en el mundo del pádel. El pádel, en comparación con deportes históricos como el fútbol o el boxeo, es relativamente nuevo, se originó en México en la década de 1960 y se popularizó en España en los años 70. Pero ha experimentado una evolución.

1. Una imagen de Daniel Santigosa y David Gala, posterior a la consecución del oro en los Juegos Olímpicos Europeos en junio de 2023 en Krakow. 2. Dani en 2017 posando con Spadda, la marca que le patrocinó para esa temporada: “Hoy presentamos a Daniel Santigosa, una de las más jóvenes incorporaciones al Team Spadda”. 3. Santigosa realizando una salida de pared de revés.
Daniel nos cuenta que inicialmente no estaba familiarizado con este deporte y su primera exposición fue a través de Teledeporte, donde apenas tenía visibilidad. Sin embargo, la situación cambió drásticamente con la llegada de la pandemia de COVID-19. "De unos años atrás hasta hoy, he notado un cambio muy grande", relata Daniel. "Después del boom del COVID, mucha gente se ha aficionado. Ahora estamos mucho más arriba, pero todavía se tiene que hacer mucho más por este deporte y pulirlo para ir perfeccionándolo". La pandemia actuó como un catalizador para el pádel, otorgándole una mayor visibilidad y protagonismo gracias a las medidas de distanciamiento social y la búsqueda de alternativas de ocio al aire libre. Este crecimiento y evolución del pádel no ha sido mermado, y día tras día continúa expandiéndose. "Pienso que al final el pádel va a ser olímpico, no le falta mucho", opina Daniel. "Creo que es un deporte muy espectacular y divertido, tiene muchísima emoción y es algo que a la gente, aunque no hayan visto jamás un partido, no se aburren y les llama la atención".
Comparado con el fútbol, el deporte más seguido, Daniel destaca una ventaja distintiva del pádel: su factor de emoción y espectacularidad. "Cualquiera que le dé por ver un partido de pádel se engancha", asegura. "Y mismamente, partidos de previas como el mío de hoy han sido muy disputados y con emoción hasta el final". En un deporte que ha avanzado tanto en tan poco tiempo, surge la pregunta inevitable: ¿qué pasará en los próximos 10 años? "Yo espero seguir jugando, porque estoy 'cascao'", responde Daniel entre risas. "Pienso que el pádel, en cierta forma, estará llenando estadios. Puede que llegue a superar al tenis. Son deportes parecidos, pero al ser en pareja, el pádel es más corto e intenso. Personalmente, un partido de tenis, o son del top 10, o no me suele dar por verlo", concluye con seguridad.
Finalizando, después de conocer más sobre la vida y carrera deportiva de Daniel, es importante recordar que tan solo tiene 19 años. A pesar de su juventud, ha dedicado gran parte de su vida a la competición. "De cierta forma, viajar solo, las responsabilidades que tengo, todo eso creo que me ha hecho madurar quizás antes que a otra gente de mi edad", reflexiona Daniel. Sin embargo, a pesar de las responsabilidades y desafíos que enfrenta, sigue siendo simplemente un joven que lucha por su sueño. “Al final solo soy un chaval que esta luchando por su sueño de ser profesional y ganar tal y como veía hacerlo a mis ídolos por la tele”.
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